jueves, 16 de abril de 2020

EL DEBATE.


La iniciativa Versión Valdeorras nos está acercando estos días de confinamiento varias películas y documentales de manera gratuita y de mucha calidad, rodados en Valdeorras. Muchas temáticas a tocar, diferentes puntos de vista, coloquios con los directores que rodaron las cintas en los que puedes participar… Está siendo una gran idea y creemos que tiene bastante buena acogida.
Uno de los documentales que más debate ha suscitado es el de “O desafío do Sil” de Domingo Díaz Docampo, que trata la historia de la empresa Saltos del Sil y la construcción de las diferentes presas que llevaron a cabo a partir de los años 40. Entre la gente de Casares (a menos de un kilómetro de la presa de Montefurado por un lado y la presa de Pontenovo a dos kilómetros por el otro), también hubo muchas opiniones. Aquí las queremos dejar porque nos parecen muy interesantes, viniendo de gente (entre ellas mi madre) que, directa o indirectamente, vivieron esos tiempos marcados por “Saltos del Sil” y sus embalses:

PRESA DE MONTEFURADO. FOTO FACILITADA POR SINDA.

EN LA ACTUALIDAD LA PRESA DE MONTEFURADO. DICIEMBRE 2019.
SINDA: “Mi padre Clemente trabajó en la construcción de la presa de Montefurado con Dragados y Cachafeiros. Fue muy duro, muchísimas horas y sin apenas comida. Era muy duro pero el que entraba era un privilegiado, pues muchos darían lo que fuera por entrar, ya no por el sueldo, que también, sino por todos los privilegios que la empresa daba: economato, muy buenas becas de estudio, electricidad gratuita incluso en una segunda vivienda. También había sus contras, casi todos los empleados terminaron sordos por estar encerrados bajo nivel del agua con ruidos monstruosos de grandiosas máquinas, turbinas… Recordamos a los ingenieros de entonces como dioses, aunque luego cualquier inferior lo ponía al día en la práctica… Aún recuerdo las siglas S/S, Saltos del Sil antes de Iberduero, en la ropa de trabajo de papá. A nosotros nos ayudó a salir adelante gracias a los turnos inmensos que mi padre trabajaba, pero no veo nada bien su política… y sobre todo la actual… ¿Alguien me puede explicar por qué en Galicia pagamos la electricidad más cara de España con todos estos embalses y centrales generándola?”.

SINDA CON SUS HERMANOS (FALTABAN LAS MAYORES LOLI Y Mª 
CARMEN) Y SUS PADRES CLEMENTE Y LOLA.


MARU: “Para mí como para Sinda también tiene un significado pero por distintas razones. Mi padre no trabajó en la presa pero a mis padres y a mi abuela, que ya era una mujer mayor, los dejaron sin casa, sin cuadras y sin muchas fincas en la Balsada. Todo se lo tragó el embalse y no les dieron ni una peseta. Yo no digo que no hicieran la presa, pues dio trabajo a mucha gente, pero que compensaran a los que les quitaron la mayor parte de sus bienes, el sudor de muchos años de trabajo. Dice un señor en el documental que tenían que perder unos pocos para que muchos ganaran, no estoy de acuerdo por qué tenían que perder unos pocos si a esas grandes empresas un puñado de monedas seguro que no lo notaban. Y para esas familias que perdieron casi todo era una gran ayuda para poder empezar de nuevo”.


MARU CON SU MADRE ANUNCIA.


CÓMO ERA A BALSADA (FOTO FACILITADA POR MARU).


EN LA ACTUALIDAD, A BALSADA APENAS SE VE. 

MI MADRE: “Mi padre trabajó para Saltos del Sil en la construcción de la presa de Montefurado con los electricistas, con muy poca herramienta, todo a mano. La presa se empezó sobre 1948 y me acuerdo que llegó la luz cuando yo era muy pequeña. De Casares trabajaron casi todos en la construcción de la presa pero una vez acabada creo que quedaron contratados, entre otros (no me acuerdo de todos), Clemente, el tío Manuel (el padre de la Milocha) como jardinero, Serafín y Belisario pero ya para otras presas. Los demás ya no tenían trabajo. Daniel, que sigue viviendo en Casares, también trabajó en la construcción de la presa antes de emigrar a Brasil. Y Camilo, Bautista, Sindo…  Cuando se acabó este trabajo es cuando el pueblo se empezó a vaciar con la emigración. Los jefes de las obras vivían en la primera casa del Poblado (que es la más bonita) y hasta llegó a venir un ingeniero alemán del que se tiene mucho recuerdo de él porque era buena persona. A Casares la presa le dio y le quitó al mismo tiempo: aportó esos sueldos durante un tiempo que fueron muy importantes para nuestras estrechas economías pero nos quitó las mejores tierras con el agua y la carretera”.
Curiosamente consultando el libro “La construcción de los Saltos del Sil, 1945-1965” de Susana Chavarri (y que sale en el documental), en las páginas 164 y 165 se refiere a ese ingeniero alemán del que me habló mi madre. Se llamaba Enrique Riedel Gunther, llegó porque se acabara el contrato con Dragados y Construcciones para la presa de Pontenovo (1951) y ante la necesidad y sin mirar mucho el título, lo contrataron como ingeniero técnico. Venía de Alemania del Este, huido tras la Segunda Guerra Mundial. Fue un hombre que permanecía a pie de obra y que sabía gobernar equipos humanos, demostrando ser recto, concienzudo y muy eficaz; ganándose el afecto de sus hombres y de los dirigentes de la sociedad, llegando a ser jefe de seguridad laboral del Saltos del Sil… Lo que se cuenta en el libro viene a corroborar el buen recuerdo de la gente que trabajó con él.

LA ÚNICA FOTO QUE TENGO DE MIS ABUELOS
FRANCISCO Y CLEMENTINA EN CASARES.


Y desde hoy hasta el domingo vuelven “a proyectar” (como si de un cine se tratara) cuatro cintas entre películas y documentales, con sus respectivos coloquios con los directores u otra gente que participó en el rodaje (algunas que ya vimos están muy bien). No se les puede pedir más, cine de calidad y de balde (gratis). Os dejamos el Facebook y página web para que no os lo perdáis. Y si queréis dejar más opiniones sobre los temas a tratar, por favor, hacérnoslas llegar.



No queríamos acabar sin contaros que Carme (la mujer de Germán, de la casa de la Cesárea y el Bautista) ya se encuentra recuperada y vuelve a estar al pie del cañón en su puesto del mercado. Desde aquí, un fuerte abrazo a toda la familia.

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