martes, 17 de enero de 2012

Y EL FRÍO LLEGÓ.


Hola, hola, hola a todos. Antes de nada, tenemos que hacer una mención especial a nuestro nuevo seguidor. Porque junto a él recuerdo los mejores veranos, en Casares, y también lo duro que era marcharse, regresar a Barcelona, esperar todo un año para volver. Y aunque ahora mis deseos de vivir en Galicia hace años que se han hecho realidad, ese sueño siempre fue compartido por ambos, quizás aún más por él. Así  que en cada rincón del pueblo “te veo”, bueno, pienso en lo vivido juntos, siempre juntos, y te echo de menos. Así que nos ha ilusionado ver quién era el seguidor número 17 y a ti van dedicadas estas líneas, a mi hermano Jorge.

Este fin de semana nos acercamos a Casares, el viernes, y sí, ha llegado el invierno. Estábamos a 3 grados a las ocho y media de la noche pero es que por la mañana, el sábado, pensamos que nos habían cambiado el coche: blanco, blanco como la nieve pero sin nieve. Y un sol espléndido. Vimos a la Idelisa, que está bien, como siempre  y ya nos dio huevos para que no nos faltara de nada (y por supuesto no los rechazamos). Nos dijo que esperaban a Leo y Eduardo para la semana, se quejó de que no lloviera nada y que la niebla no se iba en todo el día por lo que el frío fue mucho más intenso. Pero están bien, diríamos que muy bien. Luego nos fuimos A Rúa para el periódico y el pan y allí no se veía un palmo (a las doce del mediodía hacía ¡¡0 grados!!). Así que hechos los recados nos volvimos pronto para Casares, nos dimos una vuelta hasta Pontenovo,  y disfrutamos de un sol de invierno que también tiene su encanto.

Por la tarde otra vuelta hasta A Porqueira y llegaron Dani, su mujer y su peque, que estarán una semana ya que Dani está de vacaciones y a Pamela le encanta esto. Y la tarde se pasó rápido, con la estufa de leña sin parar, escuchando los partidos por la radio, comiendo chuches, periódico, libros. Vamos, que no nos aburrimos. Y frío, tras la ventana.
Y el domingo amaneció con algo de lluvia y temperatura baja. Nos fuimos con Dani, Pamela y Bianca para ver a nuestro Depor, en el “Cuatro Caminos” de A Rúa. Ganamos, cogimos el pulpo y de vuelta a Casares. Un paseo para bajar la comida y al no saber cómo iba a estar la carretera nos marchamos pronto, sobre las cinco y media aunque el viaje fue como otro cualquiera: lluvia, lluvia y lluvia (lo que no llueve en Casares, cae por el resto de Galicia, en concretamente dirección a Viveiro).
Lo cierto es que este año el invierno no se está portando mal. Pero cuando vemos el río siempre pensamos en el verano, el ansiado y anhelado verano. Y es que aquí el invierno es largo, muy largo.
Esta semana vuelve «el clásico», un Madrid-Barça que recordamos del verano en Casares, en el garaje de los de Madrid,  donde nuestra sobrina Lia descubrió lo que era la rivalidad, el fútbol en estado puro, vamos, que se acuerda mucho de ello. Esperemos que no se rompan amistades ni parejas ni familias ... Nosotros tenemos bastante con el Depor así que os toca sufrir aunque los ricos, ya se sabe, nunca han sabido lo que es pasarlo mal.
Saludos y biquiños. Nos vemos.



                                                   Cogiendo agua con mucho frío.


                                                 Una espléndida mañana de invierno.


                                                    La niebla sobre el río.


                                                En A Balsada, la niebla no deja el río.


                                         En el puente de Pontenovo, a las dos del mediodía.


                                         En el  mismo puente, un sábado al mediodía.

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